Las pérdidas de agua, un tema sin resolver
El sector de la gestión de agua es un habilitador crítico de nuestra sociedad. El cual debe garantizar nuestra alimentación, saneamiento, salud y bienestar, además de preservar los recursos necesarios que necesita el medio ambiente.
Es tal la importancia del agua en el sustento de nuestra salud, economía y bienestar, que estudios realizados por entidades de gran relevancia, entre ellos la UNESCO, indican que el 90% de la economía global dependen del agua.
90% de la economía global depende del agua
75% de los trabajos depende del agua
Crisis hídrica entre los cinco mayores riesgos mundiales en términos de impacto
Sin embargo, con las actuales condiciones de estrés hídrico que sufre gran parte del planeta, junto a las tendencias que pronostican un crecimiento del consumo mundial de agua del 50% en los próximos años y los efectos del cambio climático (sequías, aumento de temperaturas, etc.), existe un tema pendiente, la reducción de pérdidas de agua en las redes de abastecimiento.
Según el estudio ofrecido por Water EurEau, solamente en Europa se pierden de media el 23% del agua suministrada, trayectoria en alza durante los últimos años. Y de este porcentaje más del 70% son pérdidas que se producen en las conducciones, depósitos y balsas.


Entre los países europeos que se aportan datos, en este estudio, España es el que presenta mayores pérdidas por kilómetro de red. Aproximadamente 700 hm3/año, que es equivalente al abastecimiento anual de las ciudades de Madrid, Barcelona y Valencia juntas. Y además, tenemos que tener en cuenta que España se encuentra entre los países con mayor vulnerabilidad frente a los efectos del cambio climático.
Estos datos reflejan que los gestores o bien no le han dado la prioridad que requiere esta deficiencia, o si lo han hecho, los resultados no lo demuestran. ¿Hasta cuándo podremos aguantar sin que existan grandes restricciones en el suministro?

Actualmente, entre las estrategias para suplir el grave problema de las pérdidas de agua, se debate entre la innovación tecnológica para obtener sistemas de detección de fugas eficientes o la inversión en renovar la envejecida red de abastecimiento, donde en España, el 30% supera ya los 40 años.
Desde la perspectiva económica, el déficit de inversiones durante años que ha conllevado al aumento de los costes de explotación y mantenimiento, dificultan grandes inversiones en el parque hidráulico. Además, tradicionalmente, las infraestructuras de agua han sido financiadas por las administraciones públicas, y en el actual panorama de crisis económica no parece factible la movilización de fondos para revertir esta situación.

Ante esta dificultad, hay que considerar el papel fundamental de las tecnologías innovadoras, como podría ser el caso de nuestro sistema de detección de fugas, el cual combina un sistema de detección de fugas de gran potencia y la automatización de estos procesos con el fin de conseguir ahorro, tanto en los costes de explotación y mantenimiento como en las pérdidas de recursos.
Personalmente, parece que apostar por las nuevas tecnologías será clave a la hora de construir un futuro con garantías de suministro de agua en cantidad y calidad para todos los usos.